miércoles, 25 de julio de 2012

Soñar

Nunca supe como aprendí a caminar. Posiblemente, perseguía luces imaginarias a las que pretendía alcanzar. O quizás huía de alguna pesadilla, de algún espejismo que me atormentaba y no me dejaba ver el mar. Nunca me gustó ser un héroe sin nadie a quien rescatar.


Nunca tuve valor para marcharme y volver. Nunca quise llegar de nuevo a mi lugar. La lluvia me indicaba el camino hacia el río y el río me llevaba de nuevo al mar. Nunca pensé en dejarme llevar, era demasiado bueno para ser verdad.

En un instante todo puede cambiar. Unos vienen y otros se van, muchas veces piensas que estás en una estación y ves salir y llegar a los pasajeros del tren. Tu vida se convierte en un mero transitar, en el que los pasajeros van comprando sus billetes, de ida y vuelta. Algunos solo están esperando en el andén a que todo pase y ser testigos de tu transitar. Algunos trenes no hay que dejarlos pasar, otros simplemente, trazan una línea que nunca deberías cruzar.

Ya en la noche, duermes. La tormenta que dio paso al vendaval, por fin te deja ver la ciudad. Ya solo queda despertar de un sueño, que puede que sea realidad. O no.



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