Esta sana costumbre, se convierte en placer cuando llega el verano, aunque solo sea por sus virtudes alimenticias y saludables, o simplemente por sus bondades saciantes y sanadoras frente a la sed y el calor de la estación.
Pero el verdadero placer, aparece cuando se combinan varias circunstancias. La buena compañía, una cerveza bien fría y un lugar idílico (al menos para mí). Una vez combinados estos tres factores ya solo queda evadirse del mundo, del trabajo, de la gente, de las primas de riesgo y de todos los enchaquetados amargados que nunca han vivido un momento como el que estás viviendo. Así que os recomiendo que busquéis vuestras circunstancias, que combinéis vuestros factores y los disfrutéis y seguro que todo es parecerá más relativo, o al menos por unos minutos.
PD: Quizás, la solución a la crisis se encuentre en traer a unos cuantos de es@s politic@s a estas tierras y demostrarles que después del trabajo existe algo más que se llama vida.
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